El Presidente defendió a los movimientos sociales luego del ataque de la Vicepresidenta. La fragilidad de la coalición expone las dudas respecto de cómo competirá el Frente de Todos en 2023

Cristina Kirchner y Alberto Frenández, cada vez más distanciados (Franco Fafasuli)
Las palabras de Cristina Kirchner conmocionaron al gobierno nacional. Una vez más. Cada vez que la Vicepresidenta lanza misiles sobre la Casa Rosada, el peronismo acelera el ritmo cardíaco como parte de un proceso de enojo, desencanto, sorpresa y desilusión.
A esta altura del 2022, y cuando falta cerca de un año para que se lleven a cabo las próximas elecciones presidenciales, en el Frente de Todos crece, a pasos agigantados, el pesimismo respecto a la posibilidad de mantener unido el espacio para competir frente a Juntos por el Cambio, el principal rival opositor.
“Cada vez que el lío que hay en el Gobierno se calma, aparece ella y pega más fuerte. La estrategia de Alberto de no hablarle parece que la enoja más”, reflexionó uno de los líderes de las organizaciones sociales más grandes, que fueron cuestionadas por la ex presidenta en el acto de Avellaneda del último lunes.
La relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner sigue congelada. Está carcomida por una interna sin final, que se profundiza semana a semana y que deterioró la estructura del Frente de Todos. En la coalición aumentó el desconsuelo sobre el futuro político luego del discurso de la titular del Senado. La mayoría de las proyecciones son negativas y difusas.
Cristina Kirchner durante el acto en Avellaneda que organizó la CTA (Franco Fafasuli)
Dentro el kirchnerismo hay dirigentes que no comparten las formas que tuvo el discurso de la Vicepresidenta. Asumen, en un rasgo autocrítico, que daña al mismo Gobierno que ella integra. Aún teniendo razón en puntos como la necesidad de poner una limitación a las importaciones. Al final del camino, la única justificación que encuentran es que el estilo de CFK es ese. No hay una segunda versión.