La conmemoración del Tinkunaco en el 430° aniversario de su realización reunió al Clero en el  el templo de Las Padercitas.
Ante un inminente enfrentamiento entre diaguitas y españoles la presencia de un fraile, Francisco Solano, logra un encuentro y entendimiento entre ambas partes que traen como consecuencia la deseada paz y una nueva etapa en la convivencia social. La presencia humilde y respetuosa del santo Fraile y el anuncio de Jesucristo hacen que la fe sea aceptada por el pueblo Diaguita y muchos reciban el bautismo, y que también los españoles reconozcan la dignidad de dicho pueblo.

En la Homilia el Obispo Braida dijo que: "La paz lograda hace 430 años en este lugar es una realidad que hay que sembrar y conquistar todos los días en la sociedad, contando con la necesaria buena disposición de todos sus miembros. Como decía mons. Angelelli, hace cincuenta años, debemos “trabajar sin tregua para que el ENCUENTRO sea una realidad no solo el 31 de diciembre sino todos los días del año"

"Para el cristiano esta es una misión que brota del Evangelio mismo. En el texto del Evangelio que hoy escuchamos vemos a Jesús que convoca, además de los Doce apóstoles, a otros setenta y dos discípulos y los envía a la misión, a los lugares donde luego él iría, pidiéndoles que en cada casa donde ingresen lleven la paz"

"Que esta conmemoración de los 430 años del Tinkunaco nos anime a vivir con dedicación y alegría nuestros compromisos actuales para construir la ‘cultura del Encuentro’ que tanto promueve hoy el papa Francisco. En esos compromisos vividos con Fe y, con la guía del Espíritu Santo, hoy se puede hacer mucho bien y vivir la santidad que Dios quiere para todos sus hijos"