La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó una nota en la que explica la modificación del rito del Miércoles de Ceniza, adaptándose a las medidas de seguridad bioseguridad para prevenir la propagación de COVID-19. Sin duda la pandemia por la COVID-19, llegó para cambiar los modos de vida y la forma en la que desarrollamos nuestras relaciones, nadie se ha salvado de estos cambios, la Iglesia Católica no ha sido la excepción por lo que ha realizado cambios a la forma de desarrollar los ritos, en esta oportunidad el Miércoles de ceniza ha sufrido una modificación para resguardar la vida de los creyentes y disminuir las posibilidades de contagio.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos explica que, «pronunciada la oración de bendición de las cenizas y después de asperjarlas, sin decir nada, con el agua bendita, el sacerdote se dirigirá a los presentes, diciendo una sola vez y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: «Convertíos y creed en el Evangelio», o bien: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás»».

Luego el sacerdote procederá a lavarse las manos y colocarse la mascarilla, para continuar con la imposición de las cenizas a cuantos se acerquen a él o si lo prefiere podrá acercarse a los fieles que estén de pie en su lugar.

El cambio

Contrario a lo que conocemos, donde el sacerdote dibuja una cruz con cenizas en la frente, este año será diferente, solo dejará caer las cenizas sobre la cabeza y no dirá nada, es decir, la fórmula «Convertíos y creed en el Evangelio», o bien: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás», pronunciada al principio, será válida para todos los presentes.

Esta modificación fue aprobada el 12 de enero de 2021 y está firmada por por el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desde 2014 y Monseñor Arthur Roche, Arzobispo Secretario.

¿Qué significa el miércoles de ceniza?

Con este día se marca el inicio del tiempo de cuaresma (en el que los católicos están llamados a la conversión y se preparan para vivir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo), esta celebración está contenida en el Misal Romano y las cenizas que se utilizan se obtienes de las palmas benditas del año anterior.

La tradición de imponer la ceniza tiene su origen en la Iglesia primitiva, en ese tiempo los creyentes se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un acto penitencial para recibir el sacramento de la reconciliación el Jueves Santo.

“El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”, es lo que señala el «Directorio sobre la piedad popular y la liturgia»

Cuando no hay sacerdote la imposición de cenizas (que hayan recibido la bendición previamente) puede realizarse sin Misa, de forma extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda con una liturgia de la palabra.

Las cenizas pueden ser recibidas por cualquier personas, incluso aquellas que no confiesan la fe católica. No es un día de precepto, por lo que tampoco es obligatoria su imposición.

Para este día es obligatorio el ayuno y la abstinencia en los mayores de 18 años y menores de 60. Los fieles pueden tener una sola «comida fuerte» en el día.