La guerra entre Ucrania y Rusia abre un escenario económico insospechado. Si bien los negocios habían cambiado con la pandemia, ahora todo vuelve a barajarse y dar de nuevo.

Rusia avanza en el conflicto bélico, occidente le propinará duras sanciones económicas, que también le reportarán problemas. Rusia es un gran proveedor de materias primas, la salida del mercado mundial les reportará grandes pérdidas a los millonarios rusos, pero esto también le generará un problema al mundo entero.

Los 4 productos más visibles, por su importancia, son el petróleo, gas, maíz y trigo, pero no podemos soslayar otros productos en que Rusia tiene influencia significativa.

Según la administración de información energética de Estados Unidos, Rusia ocupa el tercer lugar en la producción de petróleo luego de Estados Unidos y Arabia Saudita, y en gas el segundo lugar detrás de Estados Unidos. También es uno de los productores más importante del mundo de diamantes, minerales y metales, como el platino, cobalto, níquel, aluminio, cobre y oro.

Rusia, por otro lado, es el primer productor de paladio, un componente indispensable de los convertidores catalíticos que se requieren para reducir las emisiones contaminantes de los automóviles que usan gasolina, cuyos precios al alza han impactado en la inflación americana.

Para la campaña 2021/22 Ucrania tenía proyectado producir 42 millones de toneladas de maíz sobre una producción mundial de 1.205 millones de toneladas. No es determinante en la producción, pero exporta 34 millones toneladas sobre una exportación mundial de 204 millones de toneladas. En materia de trigo, la suma de Rusia y Ucrania producen 109 millones de toneladas sobre una producción total de 776 millones de toneladas, lo más sustancial está en el mercado de la exportación ya que exportan 59 millones de toneladas sobre una exportación total de 207 millones de toneladas.

A todo esto, hay que sumarle otros productos que no parecen relevantes, como el carbón pero que su participación en el mercado de la exportación es determinante.

Conclusiones

Las sanciones económicas van a cambiar el precio de todos los productos que mencionamos y harán un aporte más a la inflación mundial, restricción de mercadería y desaceleración en la tasa de crecimiento.

Todas las subas actuales se mantendrán en el tiempo mientras dure el conflicto. En la medida que la contienda bélica se resuelva y se disipen las sanciones, los precios se reacomodarán a la baja, produciéndose el natural descreme.

Los precios a un año, en los mercados de futuros, están como mínimo un 10% por debajo de los precios actuales. Por lo tanto, aquellos que puedan, deben aprovechar la suba de las materias primas.

Impacto en Argentina

Argentina tiene 52 millones de toneladas de soja entre campañas pasadas y a cosechar, 44 millones de toneladas de maíz entre el saldo de campaña 2021 y lo que se cosecharía en el año 2022, y cerca de 9 millones de toneladas de trigo. Esto implica 105 millones de toneladas a precios récord, sin embargo, increíblemente, Argentina tiene faltante de dólares.

Una buena propuesta sería que el gobierno aproveche esta coyuntura para capturar dólares de la exportación, podría abrir una ventana de 15 días para bajar las retenciones de soja al 20%, y de esta forma incentivar a los productores a vender la soja que está en precios récord superior a los U$S 600. El gobierno se haría de dólares que los podría utilizar para restablecer las importaciones, ingresaría dinero fresco al fisco vía las retenciones que estarían al 20% y el productor tendría dinero para recomponerse de la sequía. Ganan todos y no pierde nadie. Ahora, la pregunta es, ¿tendrá el gobierno la cintura para llevar adelante una medida de este tipo?

La suba en el precio del petróleo nos encuentra con un nivel de producción muy alto en nuestra cuenca, pero esto no implica que tendremos tranquilidad en los precios internos. Lo mismo ocurre con el gas, no nos autoabastecemos y paguemos las consecuencias de nuestra falta de inversión.

Argentina no estará exenta de problemas inflacionarios como el resto del mundo, el problema es que partimos de un piso del 50% anual, mientras que el resto de los países del mundo, en su gran mayoría, parten de niveles de solo un dígito.

Brasil, en este conflicto, está revaluando el real, eso es muy bueno para Argentina, ya que nos evita males mayores, sin embargo, con un contexto inflacionario muy grande por delante, Argentina tendrá que corregir su tipo de cambio. En el año 2021 lo atrasó un 28%, que es la diferencia entre la devaluación del peso oficial del 22% y una inflación del 50% anual. Repetir esta experiencia nos haría un gran daño productivo.