Comenzó este miércoles el juicio contra los acusados de asesinar a tiros al diputado de la UCR por La Rioja, Héctor Olivares y a su asesor Héctor Yadón en la Plaza del Congreso, en mayo de 2019. En su requerimiento de elevación a juicio, la fiscal que investigó la causa, Estela Andrades, pidió que los acusados sean juzgados por el delito de “doble homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y por placer”, así como también “por el empleo de un arma de fuego”, en concurso real con portación de arma de guerra.

Los dos imputados por esa figura penal —por la que podrían recibir prisión perpetua— se encuentran en prisión preventiva. En el momento que se produjeron los hechos, el 9 de mayo de 2019 cerca de las 7 de la mañana, ambos habían consumido alcohol y cocaína.

El crimen ocurrió cuando el diputado radical por La Rioja y su asesor salieron a hacer su caminata matutina habitual por la plaza del Congreso Nacional.

A las 6.50, al pasar por segunda vez delante de un Volkswagen Vento estacionado detrás de un micro sobre Avenida de Mayo, entre Luis Sáenz Peña y Virrey Cevallos, les dispararon varias veces.

Yadón cayó muerto de tres disparos —uno en cuello, otro en axila y el tercero en la pelvis—, mientras que Olivares recibió un tiro en el abdomen que lo dejó herido de gravedad y falleció tres días después.

El juicio está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 9, el mismo que en 2015 condenó a prisión perpetua al portero Jorge Mangeri por el femicidio de Ángeles Rawson, integrado por los jueces Ana Dieta de Herrero, Fernando Ramírez y Luis Salas, mientras que el fiscal de juicio es Ariel Yapur.

Por protocolo sanitario, el debate se desarrollará en una modalidad mixta: algunos de los participantes estarán presentes en la sala y otros, comunicados por videoconferencia. Puntualmente, solo estarían presencialmente en la sala los dos principales acusados y sus abogados defensores. El resto de los imputados, las querellas y los testigos, presenciarán el debate de forma remota.

Los imputados principales son los primos Juan Jesús “Mohamed” Fernández (43) y Juan José Navarro Cádiz (26), ambos de la comunidad gitana.

El accionar de Fernández y Navarro Cádiz, desde que llegaron a la plaza hasta que escaparon, quedó grabado en videos de múltiples cámaras de seguridad, cuyas imágenes fueron recopiladas y analizadas por detectives de la División Homicidios de la Policía Federal (PFA).

En sus indagatorias, los primos reconocieron haber estado en el auto con el arma homicida, una pistola Bersa Thunder calibre .40 con mira láser, aunque se echaron la culpa uno a otro respecto de quién fue el ejecutor de los disparos.

Si bien se especuló con un “atentado a la democracia” o con algún tipo de “venganza personal”, el juez y la fiscal llegaron a una conclusión distinta.

“El homicidio no fue más ni menos que una práctica de tiro sobre dos blancos móviles indefensos, derivada del placer por desahogar el instinto de matar sin otro motivo que el de probar el arma y su mira láser”, sostuvo la fiscal Andrades en su requerimiento de juicio.

En su última declaración, Navarro Cádiz reconoció por primera vez que el arma era suya, pero dijo que fue su primo quien la manipulaba cuando él estaba agachado consumiendo cocaína y escuchó las detonaciones.

En cambio, Fernández siempre contó que esa madrugada, mientras estaban consumiendo alcohol y cocaína dentro de su auto, su primo le dijo que tenía ganas de matar a su suegro y, desde el asiento del acompañante, extrajo un arma de la nada y comenzó a hacer disparos apuntando con ambas manos y frente a su cara.

La pericia del barrido electrónico comprometió a Navarro Cádiz, ya que detectó restos de la deflagración de disparos en su mano izquierda y en tres de sus prendas: una campera, un buzo y un jogging.

Además, la reconstrucción del hecho realizada por peritos en criminalística de la PFA, señaló, en base a los restos de pólvora hallados y a la posición del tirador dentro del vehículo, que el autor de los disparos fue Navarro Cádiz empuñando el arma desde el asiento del acompañante, y no su primo Fernández, que estaba del lado del conductor.

En ese mismo informe, los peritos afirmaron que siete segundos le bastaron a Navarro Cádiz para apuntar con la mira láser cuando vio venir a Olivares y Yadón y que los cinco disparos que partieron de su Bersa fueron realizados en menos de cinco segundos.

Nueve acusados

La fiscal y el juez también enviaron a juicio a otros siete imputados, aunque todos por delitos menores. Por un lado, las hermanas María Rosa Cádiz Vargas (47) y María Argentina Cádiz Vargas (51), madre y tía respectivamente de Navarro Cádiz, junto a Juan Jesús Fernández Cano (20), hijo de Fernández, quedaron procesados por “tenencia de arma de guerra”.

A ellos se los acusa de haber retirado el arma homicida que había quedado en el auto de Fernández.

También responderán por “tenencia ilegal de armas” la esposa y el padre del presunto tirador, Rocío Michel Montoya (21) y Miguel Navarro Fernández (56), respectivamente, y Luis Cano (65), allegado a los imputados.