El veredicto "no cuenta con pruebas directas", advirtieron los abogados de la expresidenta, Carlos Beraldi y Ariel Llernovoy, en el escrito de apelación de 394 carillas. Los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola solicitaron que la vicepresidenta también sea condenada por "asociación ilícita". Cómo sigue ahora el proceso judicial.

“Ya en las primeras páginas de la sentencia quedó de manifiesto que la condena en contra de Cristina Fernández de Kirchner no cuenta con pruebas directas, sino con circunstancias que los magistrados calificaron de indicios. Pero el pronunciamiento ni siquiera se fundó en indicios, sino sólo en consideraciones arbitrarias sin el más mínimo sustento lógico, fáctico y jurídico”. Con ese arranque, la defensa de la expresidenta, a cargo de Carlos Alberto Beraldi y Ariel Llernovoy, desarrolló la apelación en el caso de la construcción de rutas en Santa Cruz, expediente conocido como Vialidad. El recurso, que reclama la absolución de CFK, debe ser tratado ahora por el propio tribunal que produjo la sentencia -Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini, Andrés Basso-, que seguramente admitirá el recurso y lo enviará a la Sala IV de la Cámara de Casación. Allí conviven dos jueces que fueron visitantes asiduso de Mauricio Macri durante su presidencia -Mariano Borinsky y Gustavo Hornos- y un tercero, Javier Carbajo, que ya emitió opinión. Como es obvio, los tres serán recusados, algo que tendrá que resolver otra sala de Casación o la Corte Suprema. En expedientes anteriores -Memorándum con Irán; Oil Combustibles- el proceso duró más de un año. Los fiscales también apelaron, pero en el caso de CFK su recurso debería ser rechazado de acuerdo a lo que prescribe el Código Procesal. La defensa de la expresidenta volvió a exponer la persecución política: fiscales y jueces que jugaban al fútbol en la quinta de Macri, magistrados que estuvieron en Lago Escondido y hasta la mano del prófugo Fabián "Pepín" Rodríguez Simón.

“El juicio demostró la inocencia”
Beraldi-Llernovoy señalan lo que Página/12 presenció a lo largo de tres años: que las audiencias fueron catastróficas para los fiscales y que no hubo ni un solo testigo que mencionara que Cristina Kirchner tuviera alguna intervención en las obras de Santa Cruz. No existió ni una orden ni un correo electrónico sugiriendo alguna medida o un favoritismo en las licitaciones. Todas las obras se licitaron, adjudicaron, controlaron y pagaron en Santa Cruz. Pero, además, los testigos -empresarios, incluyendo al primo del expresidente Mauricio Macri, Angelo Calcaterra- sostuvieron que era lógico que Lázaro Báez ganara 52 de las 81 licitaciones porque era la constructora radicada en la provincia con más personal y maquinaria. El mismo fenómeno se repetía en otros distritos.

“Tanto fue así -señala la defensa de CFK- que el tribunal no tuvo más remedio que descartar las tres toneladas de pruebas que la fiscalía decía tener en contra de nuestra representada, fundando la sentencia en simples indicios y algunos papeles que a lo sumo deben pesar unos pocos gramos”.